domingo, 31 de mayo de 2020

ISAAC CASCO: "CUANDO SUBE MI BOXEADOR, YO ESTOY BOXEANDO ABAJO"


El suplemento "LA VOZ DEPORTIVA" del diario "LA VOZ DE SAN JUSTO" publicó la nota a Isaac Casco que reproducimos a continuación (Foto del mismo medio).

Desde hace tres años el inmueble ubicado en calle Iturraspe 825 se transformó en un espacio deportivo donde por lógica se respira un clima saludable. Allí funciona el Casco Box, gimnasio en el que convergen hombres y mujeres de diferentes edades, algunos por la simple razón de eliminar tensiones y aprender la disciplina como también otros que iniciaron su camino en el rudo deporte y vienen haciendo experiencia en el plano amateur.
Por obvias razones hoy el lugar no muestra actividad, se extrañan los ejercicios aeróbicos, no se escuchan los golpes en las bolsas, mientras los cabezales y guantes descansan sobre el ring.
Escenario que luce diferente, es que normalmente Isaac Casco dedica largas horas del día a la preparación de sus alumnos, mediante la enseñanza específica del deporte y de valores, por entender que arriba del cuadrilátero o en la vida misma se debe estar dispuesto a dar pelea siempre con la guardia en alto.
"Acá vienen de todas las edades, varones y chicas, y todos aprenden a boxear, todos tienen la posibilidad de subir al ring, pero ojo, no se les toca la cara, hacen los circuitos correspondientes y cuando se les pide sacar las manos, son las manos de un boxeador", comenzó diciendo con su particular verborragia en la charla con "LA VOZ DE SAN JUSTO".

DESDE EL RINCÓN
"Además desde mi lugar de entrenador les doy consejos para la vida, sabiendo que en mi caso la tuve que luchar muy duro. En ese sentido siempre les digo a mis alumnos que la droga no te lleva a nada, te hace perder todo, igual que el alcohol. Mi mensaje además es que se tienen que poner metas y caminar hasta conseguirlas por más obstáculos que se presenten en el camino", remarcó.
Al tiempo que recordó: "Hace tres años que tengo el gimnasio Casco Box, teníamos solo dos bolsas cuando arrancamos y ahora tenemos muchos más elementos, hasta el ring. Todos gracias a la ayuda de mis alumnos que en la actualidad tengo un número de 50, entre ellos cinco chicos que están haciendo boxeo amateur".
Precisamente un hecho que lo llena de satisfacción es poder guiar a un grupo de pupilos en los primeros tramos del amateurismo.
"Como decía, tengo cinco boxeadores amateur y eso me pone muy feliz. Ellos son Gabriel Corzo que marcha invicto en 9 peleas, Jonathan Lucero, mi sobrino Ezequiel Casco, Braian Acosta y Braian Ferrao. Ya los llevé a veladas en Rosario, Gálvez, Bell Ville, Devoto y Esmeralda".
"Hace un año que hice el curso de director técnico y gracias a Dios me fue bien, ahora solo me resta retirar la licencia que tiene un costo pero ya juntaré el dinero. Ahora se complicó con el tema de la pandemia porque vivo del gimnasio y tuve que cerrarlo por el momento", contó.
Un rol que ahora lo ubicó en un rincón del ring, pero que lo vive con la misma pasión del otrora boxeador que no se guardaba nada.
"Cuando sube mi boxeador, yo estoy boxeando abajo. Como boxeador siempre di todo, hasta que no me "mataran" no salía del ring, bueno, quiero que mis pupilos sean valientes, que salgan y den lo mejor. Ellos por ahí se ponen nerviosos y les enseño que tienen que estar concentrados siempre".
"Lo vivo de manera intensa, es como si estuviera peleando yo, después al otro día me duele el cuerpo de estar tan tensionado quizás. Es algo que tengo que cambiar por el bien mío y de mi pupilo, hay que ser frío, pensante".
"Te cuento también que al gimnasio vienen tres chicos que practican Kick Boxing para que les enseñe a sacar las manos, pero ya hay uno, Cristian Vargas, que se va a dedicar solamente al boxeo", añadió.

UNA PELEA QUE VA GANANDO
Vale decir también que Casco disfruta de un afortunado presente, rodeado de fieles afectos, esos que le dieron un equilibrio a su vida personal.
"Estoy felizmente en pareja con Gabriela Trainoni, mi gran amor y compañera, con la que además tenemos un emprendimiento comercial, así que estamos tironeando con ese negocio y el gimnasio".
"Es por eso que había dejado de trabajar en Cruz Verde. Siempre les agradezco a Franco y Antonio Di Monte y a mi tío Roberto Ludueña porque ellos también me ayudaron en mi recuperación por la droga, dándome trabajo ahí e incluso me recibí de enfermero".
Precisamente sobre su conocida lucha contra la adicción sentenció: "La guerra contra la droga no se termina, hay batallas que siempre tenes que ir ganando. Estoy bien, pero lucho día a día porque un adicto nunca deja de ser adicto. Todos estamos expuestos a los vicios, el alcohol, la droga, pero hay que luchar contra eso. Para eso uno trata de ser fuerte, de no caer en la tentación, aferrándose a su familia".
"Por mi pasado muchos desconfían, pero yo les digo 'que la cuenten como quieran'. Porque si voy de un lado a otro, o me junto con tal o cual persona creen que estoy en algo raro, no voy a estar colgándome un cartel para decir que se trata de un amigo o familiar. No me importa lo que digan, yo sé que estoy bien, te repito 'que la cuenten como quieran', agregó con su popular latiguillo.
Así poniendo énfasis en lo social y deportivo, Isaac mantiene esa actitud generosa que lo caracteriza, mientras no oculta su deseo de ver triunfar a sus dirigidos como su intención de seguir aprendiendo en su función de técnico.
"Acá pueden venir todos los que quieran, el costo de la cuota es accesible, incluso siempre trato de darles una mano a quienes lo necesiten, bajando el precio o haciéndole posible la forma de pago. A veces estoy 'seco' pero igual ayudo a la gente".
"Por otra parte también me gustaría sacar un campeón amateur, un campeón provincial, después veré, además de seguir aprendiendo en esto de ser técnico", cerró el carismático ex boxeador.