El sitio web de "EL DIARIO" de Villa María publicó la nota de Gustavo Ferradans a Raúl Omar Sena, que reproducimos a continuación (Foto del mismo medio).
Se puso por primera vez los guantes a los 23 años, para muchos una edad tardía para iniciarse en el boxeo. Tal vez por eso el día que entró al gimnasio quien fuera su entrenador no prestó mucho interés al “nuevo” pupilo, que apareció con algo de cabello largo, entradas incipientes, bigotes y algo de barba.
Raúl Omar Sena inició su camino al profesionalismo, donde debutó el 20 de abril de 1990, con 27 años, donde realizó medio centenar de combates, manteniendo hasta hoy un récord de defensas del título Argentino de la categoría Mediano.
Hoy se cumplen 30 años de aquel debut en el campo rentado y el aniversario fue motivo para rememorar a uno de los púgiles más recordados de la ciudad, que sobresalió por sus habilidades sobre el ring, pero también por los recurrentes cortes en sus cejas, que marcaron su trayectoria.
Sena nació el 11 de noviembre de 1962, y todos los conocen como el Gringo o el Pelado, tiene cuatro hijos y hoy sigue vinculado al boxeo, ahora en el rol de entrenador.
En diálogo con "El Diario" contó: “Empecé a boxear ya grande, en el gimnasio estaban otros púgiles como Chipaca Gómez, Gustavo Ballas que había vuelto de Mendoza, Hugo Quartapelle, José Cufré, Tereré Pérez y Jorge Bracamonte, entre otros. Entrenábamos en el gimnasio de la calle 9 de Julio. Mi primera pelea amateur fue en el Campeonato de los Barrios, gané la primera y la semana siguiente hice mi primer combate oficial como amateur. Empaté con el Calavera Pereyra, un experimentado amateur de Justiniano Posse que tenía un montón de peleas. En este combate sufrí mi primer corte, algo que luego fue una constante en mi carrera. Luego hice un par de combates más y gane ese campeonato. De esa camada el único que siguió fui yo”, cuenta Sena y agrega: “Al tiempo aparecen otros como Moreno, Sarmiento, Tolaba, Quiroga y Ceballos”.
“Hice como amateur unas 35 peleas. Eran tiempos donde no se anotaban como ahora. En el 87 fui al Campeonato Argentino Amateur, clasificatorio para los Juegos Panamericanos. Estuve 30 días en el Ce.N.A.R.D. Fuimos con Mojarrita Carranza, Raúl Ramírez, Hugo Visconti y un muchacho de la localidad de Pedro Funes, Pablo Migliore; nuestro técnico era Hugo Quartapelle. Perdí la semifinal y el campeón de mi categoría fue Rubén Cabral. Mojarrita fue campeón y quedó en la Selección para los Juegos Panamericanos de Indianápolis”.
“En amateurs era más peleador callejero, un boxeador rudo. Pocos me tenían fe porque era grande. Quise seguir boxeando y le pedí a Alcides Rivera hacerme profesional, pero con la condición que me dijera si veía que no andaba, para no seguir. Nunca me lo dijo. Es más, cuando sentí que no tenía ganas de entrenar más, me fui solo”, recordó.
“Mi primera pelea fue con Ramón Garro, en el Club Ameghino. Gané por puntos en 6 rounds. Estaba contento por el debut y muchos elogiaron mi desempeño”, comentó el exboxeador.
“Mi primera derrota fue en Jujuy, me sentía como apunado, no tenía reacción. En el rincón estuvo Ricardo Rivera. En la séptima pelea (N. de la R.: el 10 de mayo de 1991) le gano a José ‘Nápoles’ Toloza en el Salón de los Deportes. En mi esquina estuvieron Ricardo y el Loco Alassia. Alcides había viajado con Bracamonte que ese día peleaba en Salta. Contra Toloza me volví a cortar y estuvieron a punto de pararla. El Diario tituló al día siguiente ‘No la pare, doctor’. Al final gané y logré el título Provincial”, relató el Gringo.
“Llegué al profesionalismo con mucho entusiasmo, y en el ring hacía cosas que no había mostrado hasta el momento, como el esquive, mover la cintura, hacer pasar de largo un golpe. Los cortes tenían pros y contras, la pelea cambiaba totalmente y ahí se modificaba todo. Al margen que yo también pegaba, pero tenía que empezar a moverme por el ring”, contó.
A Sena le tocó ser parte de una generación de destacados boxeadores de la categoría medianos, como Ricardo Núñez, Cuty Barrera, Jorge Tejada, Rubén Sclarandi, Juan Italo Meza o Rubén Darío Cabral.
En su pelea número 27 llega la chance de pelear por el Título Argentino, que estaba vacante, justamente frente a Cabral. Fue el 26 de febrero de 1994. “Le gané por puntos en la Federación Argentina, en 12 rounds. En la pelea anterior habíamos empatado”.
Lo particular fue que en su primera defensa le ganó por nocaut en el undécimo asalto a la gran promesa del momento: José Manuel Alejandro. Hizo en total 6 defensas, luego vinieron los triunfos ante Juan Italo Meza y José “Cuty” Barrera, las dos defensas con Rubén Verdum (empate y victoria), y el festejo ante Raúl Guichapani. “Eran todos buenos, no había diferencia entre uno y otro rival”, dijo el villamariense.
“Pierdo el título ante Núñez, el rival más complicado que me tocó enfrentar” señaló Sena, que aún conserva el récord de seis defensas en la categoría Mediano, que nunca fue superado, justo en una división donde reinaron Andrés Selpa, Carlos Monzón, Hugo Corro y Juan “Martillo” Roldán, entre otros.
Fue el último boxeador local en lograr un Título Argentino. Al respecto acota: “Es verdad, nadie más ganó un título de ese nivel. Hoy creo que en Argentina hay buenos entrenadores, pero faltan maestros. Y los boxeadores no sienten el compromiso que teníamos nosotros”.
En su trayectoria tuvo dos intentos por títulos internacionales. El 26 de agosto de 1995, por el Título Fedelatin A.M.B., perdió con Ricardo Núñez. “La estaba ganando y en el octavo Núñez simuló un golpe bajo y el árbitro Juan Mayer me descalificó. No había sido golpe bajo”, recuerda resignado el Gringo.
Luego, en Brasil, el 2 de enero de 1997 en Brasil, perdió con Rogerio Cacciatore, por nocaut técnico en el tercer asalto, por el Título Latino O.M.B. “Alcides siempre sintió que la perdió él. Tenía un corte y cuando sube el médico, hizo una seña como que estaba bien y el árbitro entendió al revés y dio el ‘no va más’. Hasta mi rival decía que podía seguir”, recordó.
Sus cejas, motivo de preocupación constante en cada pelea también fueron motivos de reflexión: “El tema de mis cortes fue una constante. Hubo algún intento de hacer tratamientos, alguna operación, pero los médicos no querían porque era una zona de riesgo. Tenía los huesos de los arcos superciliares pronunciados. Creo que en total hice 90 peleas, entre amateur y profesional y en todas me corté. A veces tenía entre dos y cuatro cortes. Tengo récord de costuras. El doctor Labonia, que estaba en las veladas que transmitía Canal 9, cada vez que me cosía me decía ‘¿otra vez vos?’. Ya éramos como hermanos”, se ríe al contarlo.
Hizo 50 peleas entre 1990 y 1998, con 27 triunfos, 18 perdidas (muchos fueron nocaut técnico por sus cortes) y empató 5. De sus triunfos 6 fueron por nocaut. En total, realizó 430 rounds como profesional, según Boxrec. Su última pelea fue el 18 de abril de 1998, donde perdió con José Luis Loyola, en Buenos Aires.
“En mis comienzos trabajaba ya como empleado de la construcción y no veía la hora que llegaran las 18 horas para irme al gimnasio. Disfrutaba entrenando, además era un grupo muy divertido. Pero pasó el tiempo y ya en 1998, en el final de mi carrera, ya no tenía las mismas ganas de entrenar. No hizo falta que Alcides Rivera me dijera algo, entendí solo que era el momento de dejar”.