El sitio web "AL TOQUE DEPORTES" publicó la nota a Adrián Sasso que reproducimos a continuación (Foto: Prensa Deportes Río Cuarto).
Constancia, sacrificio y optimismo quizá sean tres de las muchas características de Adrián “Junior” Sasso, el púgil riocuartense que es actual campeón sudamericano en la categoría súper welter. Con sólo 24 años, ha cimentado las bases de una carrera prometedora por donde se la mire.
En momentos donde reina la incertidumbre alrededor del deporte a causa de la pandemia de coronavirus, el boxeador intenta mirar hacia adelante: “Es duro y todo cuesta un montón, pero hay que ponerle buena cara y todas las ganas para salir de esta y volver a la normalidad lo más pronto posible”.
En relación a los entrenamientos, Sasso destacó la ventaja del boxeo ante otros deportes, que necesitan de instalaciones más complejas: “Con una bolsa, una soga para saltar y un par de pesar y conos, listo. Se hace más fácil para nosotros que, por ejemplo, para el futbolista en cuanto a los materiales”.
De todas maneras, el púgil local apuntó la necesidad de tener prácticas de cara al regreso: “Requerimos del guanteo con sparring. Si nos quedamos en este tipo de entrenamiento, sirve para no perder el estado físico pero costará encontrar el foco el día que nos volvamos a subir al ring. Por suerte los profesores están a disposición y no se quedan de brazos cruzados”, aseguró Sasso.
- ¿En qué momento deportivo lo encontró esta situación?
- La verdad que me encuentra en mi mejor momento, creo que el año pasado terminé cerrándolo diez puntos. Cuando se termina un año tan bueno, sabemos que viene uno mucho más exigente. Desde fines de enero que encaramos con mi equipo una preparación para los retos más difíciles que se podían haber venido. Metimos mucho entrenamiento y sacrificio para poder defender nuestro título, que iba a ser ahora en marzo, pero no se pudo por esta pandemia. Nos llevamos esa tristeza, pero no dejamos caer los objetivos y sueños que uno tiene. Lo que reste del año será muy duro, me encuentro primero en el ránking y todos quieren luchar conmigo. Además, me encuentro con muchas ganas de pelear en el exterior. Son varias cosas juntas. Es muy fácil decir que quiero una cosa o la otra, pero lo importante es la preparación y la cabeza. Me están ayudando muchísimo, sumamos psicólogos, tenemos un gran equipo.
- ¿El salto internacional llegará más pronto que tarde?
- Es difícil saberlo. Estoy con todas las ganas y haciendo bien las cosas, pero por ahí me frenan para que espere un poco. Siempre fui de molestar (risas). Soy totalmente consciente del riesgo que puedo correr cuando vas a pelear afuera. Siempre se va al máximo nivel de competencia y es un salto muy importante. El miedo de mis entrenadores es lógico. Soy joven, uno no pierde la esperanza de que sea lo más pronto posible para tratar de dar el batacazo, ilusionarme a mí y a toda la gente que me sigue.
EL AÑO DE LA CONSAGRACIÓN
El 2019 será, sin dudas, uno de los más felices en la vida deportiva de Sasso. En marzo, obtuvo el Título Sudamericano Superwelter ante el tandilense Nelson Devesa, que llegaba invicto, y revalidó el cinturón de campeón en noviembre ante el bonaerense Marcelo Bzowski. Ambas peleas las disputó de local y ante su gente. Para cerrar con broche de oro, fue distinguido como el mejor deportista riocuartense del año por Deportes Río Cuarto.
- ¿La retención del Título Sudamericano fue el mejor momento de su carrera hasta ahora?
- Sí, es muy lindo ser campeón y es muy difícil sostenerlo. Te lleva muchas horas de entrenamiento y disciplina. Uno no tiene que mirar por qué es campeón, sino arrancar desde la base y llevar el camino en orden. La primera vez no me lo esperaba, había muchas expectativas y nervios de todos, pero me lo tomé con calma y concentración. Fue un batacazo muy importante, porque mi rival es un gran boxeador, venía invicto y eso pesaba mucho. Si había un favorito era él. El año pasado, cuando lo defendí, también era un rival complicado y yo me lesioné la mano en el cuarto round. Con paciencia y tranquilidad llevé la pelea a donde quise y pude retener el título, que era el objetivo. Venía a los tumbos, mis preparadores físicos caminaban por las paredes. Le metimos corazón, seriedad y pudimos sacar una pelea muy dura.
- ¿Se siente un referente deportivo para la ciudad?
- Hay muchos chicos que me escriben y me apoyan, y se paran a mi lado para que les dé un consejo. Todo esto te lleva a ese lugar. No me siento un referente, siempre pensaba que ese espacio lo ocupa una persona que se retiró y puede contar lo que vivió. Todavía soy joven y me queda mucho camino por recorrer. Desde mi punto de vista, le puedo dar la poca experiencia que tengo a los chicos. Eso me hace muy feliz. Intento darle todo el aprecio, cariño y hablarles con respeto como se merecen. Fue muy importante el premio al mejor deportista del año, no solo por lo realizado sino para mí personalmente. Recordé a mi papá, cuando tenía cinco años y arranqué a pegarle a una bolsa, todos los problemas que pasé en el medio, mi debut, los días levantándome temprano para entrenar, tener mi hija recién nacida y nada de trabajo ni dinero. Sin embargo, siempre aposté al entrenamiento y le puse el pecho a esas situaciones, por lo que ha valido la pena por todos los objetivos que cumplimos al día de hoy.
SU LUGAR EN EL MUNDO
El Centro 11 significó un gran soporte en la carrera de Sasso. Desde lo profesional, porque allí lleva a cabo regularmente sus entrenamientos y desde lo personal, ya que también trabaja allí. Hoy, a causa de la pandemia, el Centro se encuentra sin actividad.
- ¿Qué significa ese lugar para su carrera y su vida?
- Hoy está todo cerrado y es muy triste. Yo voy algunos días de la semana, obviamente con un permiso para circular. Me fijo que esté todo en orden en las instalaciones y en las calderas, que siguen en funcionamiento porque no podemos dejar que el agua deje de circular, ya que se puede podrir. Es triste entrar y no ver gente, está todo oscuro. Esperemos que todo esto se solucione rápido y vuelva a tener vida, es algo muy importante para la ciudad. Para mí también, siempre les digo a Agustín (Calleri) y Martín (Herrera) que si hubiese una casita ahí, me quedo a vivir. Conozco cada rincón como si fuera el patio de mi propia casa. Más desde que me propusieron trabajar en el área de deportes y ayudarme en la parte económica. Nosotros tenemos ingresos por pelea, y lo hacemos cada tres o cuatro meses, por lo que es muy duro de sostener y ellos me dieron ese apoyo.