sábado, 3 de agosto de 2019

LEONELA SÁNCHEZ: "NO CAZABA UNA Y AHORA SOY CAMPEONA PANAMERICANA"


El diario "LA NACIÓN" publicó la nota de Gastón Saiz a Leonela Sánchez que reproducimos a continuación.

“Al principio no cazaba una y ahora soy Campeona Panamericana”, confesó Leonela Sánchez; combatió engripada en la final y hoy fue recibida en su club del barrio cordobés de General Bustos.
“Lo que no te conté es que me engripé. Primero empezó a caer uno de mis técnicos y nos fue contagiando a todos, así que en la mañana de la pelea me levanté con una tos y un dolor de garganta tremendos, pero me dije: ‘Esto no me va a tirar abajo’”. Ni siquiera ese enemigo extra de la gripe pudo mandar a la lona a Leonela sánchez, que en su jueves mágico se convirtió en la primera boxeadora argentina campeona en unos Juegos panamericanos. Un hito.
“No sabés lo que es estar peleando y querer toser, unas ganas de tirar el bucal a la mierda… Y ahí, cuando estuve recibiendo el premio, lo mismo [hace una mueca con ganas de toser]. Pero bueno, ya está, ahora que me agarre fiebre, cualquier cosa”, contaba “la Monito”, la peso gallo de 25 años que este sábado tendrá un recibimiento especial en el centro de Desarrollo Deportivo Rafael Núñez, en el Barrio General Bustos de la capital cordobesa. Allí la espera para abrazarla su entrenador y mentor, Virgilio “Pato” Aráuz, un viejo buenazo de 69 años que se preocupa más por el futuro de las chicas que de la gloria deportiva.
No fue el combate que "la Monito" hubiese querido abrochar ante la brasileña Jucielen cerqueira Romeu. “Pero apreté y fui para adelante. En el momento en que tenía que retroceder lo hice y escuché mucho al rincón. La verdad que el pecho me jodía mucho por la tos, me faltó un poco el aire”, confiesa Leonela, la chica que descarga risas y se mofa de su segundo y tercer nombre. “¿Sabés cómo me curten en el barrio con Rosa y Noemí? Son todos nombres de vieja, me los tengo que aguantar. pero se ve que mami pensó en mi futuro, voy a ser ‘Doña Rosa’ o ‘Rosita’”.
Todavía es muy pronto para que ella procese emociones y dimensione lo que conquistó para cubrir el espacio vacío que existía en el historial panamericano de las mujeres argentinas. La gloria llegó después de varios días concentrada en una Escuela Naval que queda a diez minutos del coliseo Miguel Grau, en la Villa Deportiva Regional del Callao cercana al aeropuerto. El reducido equipo representante de boxeo, con sólo cuatro atletas, en principio se lamentó por no haber hecho campamento en la Villa Panamericana, allí donde se genera esa comunión tan especial entre atletas de distintos deportes. Pero el saldo ofreció una gran efectividad, del 75%, si se suman las medallas conseguidas por Leonela, Dayana y el salteño Ramón Quiroga (52 kg.), que se colgó la de bronce tras caer en las semifinales. “¿Qué representa la medalla? No sé cómo describirlo, no le encuentro las palabras, estoy demasiado contenta. Significa un montón, apuntamos muchísimo a esto y la verdad que valió la pena”, suspira Leonela.
Y vaya si valió la pena. El año arrancó con una concentración en Brasil, luego vinieron dos giras europeas y después los contínuos entrenamientos en el Ce.N.A.R.D., disfrutando de apenas un fin de semana en su querido Barrio Juan Pablo II de la Ciudad de Córdoba. “Entre tantos viajes dije: ‘No me quiero ir más’, porque extrañaba mucho. Tenía que soltar una cosa o la otra, pero mi familia me pegó una patada y me trajo hasta Lima”. Hubo que entrar en foco, aunque siempre conservó el refugio de su fe religiosa.