El Suplemento deportivo "MUNDO D" de "LA VOZ DEL INTERIOR" publicó la nota de Eugenia Mastri a Carolina "Chapita" Gutiérrez que reproducimos a continuación (Foto del mismo medio)
Carolina Gutiérrez llegó al boxeo de casualidad. Criada en una casa con 14 hermanos, “Chapita” prefería ocupar la tarde para hacer actividad física y estudiar de noche, cuando ya el alboroto mermaba en la casa de Argüello.
El atletismo la cautivó de chica, pero la 10ª hija de Irma y “Chiche” se acercó al entonces estadio Córdoba “para hacer algún deporte femenino como el vóley” tras cumplir con sus compromisos académicos en el Colegio Padre Claret por la mañana. “Pero sólo daban vóley como a las 20, y en esa época no había tantas líneas de colectivo, por lo que no me quedaba cómodo”, explica la cordobesa.
La agenda de actividades le propuso el boxeo y “Chapita” aceptó. Complementó su preparación atlética bajo el ala de Erasmo Ceballos con algo de guantes con “el profe” Roberto Real. “Él me enseñó los pasos básicos del boxeo y a entrenarme”, repasa. Y en ese contexto, en un día normal, como cualquier otro en el gimnasio del “Chateau”, Carolina recibió una información que le cambiaría la vida. “El día que me dijeron que se iba a legalizar el boxeo femenino en Argentina hizo un clic mi vida, porque yo antes hacía atletismo, era maratonista y corría para el ‘Chateau’ con Erasmo Ceballos y para Talleres, con Dante Ducret. Pero cuando se legaliza el boxeo lo tomé en serio y no competí más corriendo. Sólo corría como parte de mi entrenamiento”, asegura.
LA CHICA DEL DIARIO
La madre superiora del Colegio Padre Claret llamó a Irma y “Chiche” después de leer una nota en "La Voz". La religiosa necesitaba que alguien le explicara por qué esa alumna que se destacaba en la selección deportiva de la entidad practicaba boxeo.
Luego de esa reunión fue la madre de “Chapita” también la que necesitó una explicación, porque se enteró en ese instante que su hija andaba a las piñas sobre un ring. Y ella, que no había tenido una hija para que le peguen, recién pudo ir a ver un combate de la boxeadora después de la muerte de su marido.
“Chapita” tenía 20 años cuando el 5 de diciembre de 1997 la formoseña Marcela Acuña dio el primer paso hacia la legalización del boxeo en Argentina en su combate contra Christy Martin en Estados Unidos.
“Después de esa pelea, la Federación Argentina de Boxeo empezó a hacer las gestiones para que el deporte sea legal en el país para las mujeres. Porque en esa época era todo clandestino. Se hacían competencias los viernes en galpones”, rememora la cordobesa. “Chapita” terminó el secundario, completó el terciario con el Secretariado Administrativo y fue más que clara. “Le entregué el título a mi mamá y le dije que me iba a dedicar a ser boxeadora”. Eso que “había empezado como un hobbie” cambió por completo para la ahora ex-boxeadora de 42 años cuando se legalizó. “Decidí hacer una cosa en serio y hacerla bien”, remarca.
MARCADO A FUEGO
La reglamentación del boxeo femenino en el país se hizo realidad en marzo de 2001 y la cordobesa lo recuerda a la perfección.
“Estábamos entrenando en el gimnasio con ‘el profe’ Real, que era muy amigo del ‘profe’ Carlos Tello, y Tello recibe un llamado del cubano Sarbelio Fuentes, que trabajaba en la Federación Argentina y le comunica que podían entrenar a mujeres porque ya estaba legalizado. Le dijo que si tenían alguna chica entrenando y querían sacarle la licencia tenían que hacer unos estudios médicos y que en Buenos Aires les iban a dar los requisitos”, recuerda la cordobesa.
“Nos empezaron a preparar más seriamente. Lunes, miércoles y viernes hacíamos actividad física y técnica, y martes y jueves hacíamos guanteo con los chicos”, cuenta “Chapita” y en su relato incluye a Noelia, Marisa, “Techi”, Eugenia y Viviana, sus compañeras de fajina en el gimnasio del Kempes. Pero fue ella la única que se destacó. Tres años y medio después tuvo su debut profesional, con un KO frente a Mónica Gutiérrez en La Calera.
Un año después (octubre de 2005) se consagró Campeona argentina de Peso Gallo y el 21 de abril de 2006 obtuvo el título de la W.I.B.A. Su campaña internacional encontró su punto más destacado con el Título Mundial Interino Supermosca de la Asociación Mundial de Boxeo, que perdió en 2012 por la discontinuidad de sus peleas.
Nada mal para alguien que se acercó al boxeo porque le “quedaba cómodo”.
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