Según informa el sitio web "A LA VERA DEL RING", en una nota de Ariel Bogdanov, esta semana llega a la ciudad de Córdoba invitado por la comunidad Beit Jabad, Dimitri “La Estrella de David” Salita, el boxeador oriundo de Ucrania, dueño de una de las historias de vida más colorida del pugilismo actual. Salita es un judío religioso de Brooklyn nacido hace 31 años en Ucrania que cuenta con un récord como boxeador profesional de 35–1–1, con 18 nocauts.
A los 13 años, Salita se mudó de Ucrania a los Estados Unidos donde, marginado por la sociedad, comenzó a aprender boxeo en un gimnasio en los suburbios de Brooklyn, con el principal objetivo de defenderse de los ataques de los jóvenes de su edad. Un año después su madre enfermó de cáncer y en el hospital conoció al rabino Zalman Liberow de la comunidad Beit Jabad de Flatbush, quien lo acercó a sus orígenes judíos y lo fue formando sobre las leyes de esta religión. De a poco Salita comenzó a respetar el precepto de comer comida kosher, y a realizar los rezos diarios, mientras continuaba con su formación boxística.
“Cuando tuve 17 años fue tiempo de competir en el torneo de boxeo amateur del N.Y.C. Golden Gloves. Yo llegué a las finales que fueron un viernes por la noche. Para ese momento había aprendido que el viernes a la noche era Shabat, y me sentía culpable de pelear, pero decidí hacerlo de todas formas. Yo estaba excitado acerca de la oportunidad de ganar el torneo y tener una oferta lucrativa. Desafortunadamente, no debía ser y perdí” contó Salita en una entrevista.
Influenciado por su rabino, el púgil nacido en Ucrania siguió adelante su carrera con el objetivo de “tener un impacto positivo” en los jóvenes de Brooklyn.
Manteniendo sus principios, Salita se coronó Campeón Nacional Norteamericano y tuvo su nueva oportunidad en las finales de los Golden Gloves en el Madison Square Garden, esta vez con un resultado positivo. Luego se transformó en profesional pero no pudo arrebatarle el título mundial superligero de la A.M..B al inglés Amir Khan el 5 de diciembre de 2009. La forma de perder, en 76 segundos de combate, lo golpeó con dureza: “No sé que me pasó ya que estaba listo para el combate. Debo aprender la lección de cara al futuro” reflexionó.
Salita llega esta semana a Córdoba imaginando un futuro combate que lo deposite en una nueva oportunidad por el título del mundo, enarbolando su bandera israelí y luciendo con orgullo su identidad judía. Vendrá a contar su historia de vida y su experiencia de fe.