El diario de Río Cuarto "EL PUNTAL" publicó una nota de Tristán Amado a Raúl Roque Bianco, que reproducimos a continuación.
Integrante de la generación de oro del boxeo riocuartense, se transformó en uno de los deportistas más queridos y respetados de nuestra ciudad. Desde hace 30 años trabaja de ordenanza en tribunales.
Hay deportistas que trascendieron sus disciplinas y se transformaron en una parte de la historia del deporte de nuestra ciudad.
Uno de ellos es sin dudas Raúl Roque Bianco, quien integró la generación dorada del boxeo riocuartense, que en la década del 70 y los 80, se proyectó al país y al mundo, de la mano de historias como la que vamos a contar a continuación.
Sus comienzos
Seguramente la primera vez que llegó a un gimnasio, Bianco no pensó que iba a ser el comienzo de una exitosa carrera de 20 años arriba del ring: “Me llevó mi primo Oscar al gimnasio de Ángel Olivieri, lo conocí a él y gracias a Dios los dos juntos conseguimos muchos triunfos a lo largo de mi carrera”.
- ¿Olivieri fue el gran maestro que tuvo el boxeo riocuartense?
- Sin dudas que fue uno de los hombres que más sabía de boxeo en la ciudad. Además, sabía enseñar todo lo que él sabía. Estaba todo el día encima de sus boxeadores marcándoles las cosas que tenían que mejorar. Yo estoy muy agradecido de haberlo conocido.
- ¿Fue esa primera vez al gimnasio sabiendo que el boxeo era el deporte que iba a hacer por tantos años?
- Nunca pensé que iba a llegar tan lejos. Yo comencé a practicar boxeo como un divertimento.
- ¿Cuándo cambió eso y se dio cuenta de que el boxeo iba a ser su medio de vida?
- Cuando uno se hace profesional y ganas plata, te das cuenta que podés vivir de esto. Siempre me gustó el boxeo y cuando empecé a ganar plata mucho más, ya que además aparecen cosas inesperadas como la noche y las chicas. Cosas muy lindas.
- Cuando mira para atrás y repasa todas esas cosas que le tocó vivir, tanto arriba como abajo del ring ¿se arrepiente de algo?
- Yo no me arrepiento de nada, disfruté mucho. Cometí muchísimos errores, pero lo que pasó, pasó y gracias a Dios tengo la suerte de estar en un lugar donde tengo un trabajo seguro y vivo normalmente como tiene que vivir una persona.
- Fue integrante de una generación dorada, la cual seguramente no se repetirá en nuestra ciudad.
- Fueron años en los que el boxeo de Río Cuarto estuvo primero a nivel nacional. Yo tengo guardada una revista KO Mundial que decía “Río Cuarto primero en el boxeo de Argentina”. Era una época donde hubo muchos profesionales, con cuatro o cinco campeones argentinos, un campeón sudamericano. Había boxeadores para hacer dulce y en ese momento uno no pensaba que eso se iba a terminar. Uno sólo veía que el viernes que viene había otra pelea, pero hoy por hoy la cosa cambió mucho, el boxeo está muy difícil y cuesta mucho que aparezcan grandes figuras, en nuestra ciudad y en el país.
La noche de la consagración
El 18 de mayo de 1984 Raúl Bianco consiguió el título argentino en la categoría liviano juniors.
La pelea, que se desarrolló en el Anfiteatro Municipal ante más de 6000 personas, tuvo un desenlace épico, que derivó en la consagración del riocuartense al vencer por puntos (en fallo mayoritario) a quien era el poseedor del cinturón, Carlos “El Gato” Olivera.
“Fue algo realmente increíble. Terminé el tercer round con un dolor insoportable en mi pierna derecha, llego al rincón y Olivieri me pregunta qué me pasaba. Pensando que era un calambre o un desgarro me estiró mucho la pierna y ahí se me desgarró el tendón de Aquiles. A pesar de prácticamente no poder apoyar el pie me fui planteando en mi cabeza un round más, un round más y así llegó el final de la pelea que gané por puntos. Fue una noche que me marcó para toda la vida”.
- Es admirable el respeto y la simpatía que supo despertar en la gente ¿eso es lo más lindo que le quedó del boxeo?
- Sin dudas. Para mí es muy grato salir a la calle y que la gente me salude de la manera que lo hace. Creo que son cosas que fui sembrando a lo largo de mi vida y hoy estoy cosechando.
Supo rehacer su vida después del boxeo
No muchos boxeadores que disputaron más de un centenar y medio de combates, entre amateurismo y profesionalismo, pueden presumir de la lucidez y salud que tiene Bianco.
Luego de dejar su carrera deportiva, el “campeón” comenzó su nueva vida trabajando en tribunales.
“Por el boxeo tuve la suerte de conocer a un gran amigo como es Miguel Ángel Abella, que me dió una gran mano permitiéndome entrar a trabajar a tribunales, donde el año que viene cumplo 30 años”.
- Nombró todas las cosas que vinieron con el boxeo como la noche y las mujeres. En su caso supo decir basta a tiempo y hoy se lo ve realmente en un estado excelente.
- Por supuesto que en mi interior yo quería seguir peleando y con esa vida. Es más, aún hoy me muero de ganas de subirme al ring, pero uno tiene que ser conciente de que no se puede más, el boxeo y el físico de uno tiene sus límites. Gracias a Dios me retiré sano y hoy estoy disfrutando de la vida de la mejor manera.
- No siguió ligado al boxeo.
- Estuve trabajando un tiempo con algunos chicos, pero me alejé definitivamente ya que en la ciudad es muy complicado porque hay muy pocos pibes con ganas de ir al gimnasio. Este es un deporte al que necesitas dedicarle por lo menos tres años para poder ser profesional y comenzar a ganar un dinero y los chicos están hoy en otra cosa.
- ¿Se dio cuenta de que pasó más tiempo en tribunales que arriba de un ring?
- Si, gracias a Dios tengo un grupo de compañeros (jueces, fiscales, secretarios, ordenanzas) muy bueno y respetuoso, con los que siempre me he llevado muy bien y hasta el día de hoy no tuve nunca un problema.
Raúl Roque Bianco, un campeón que supo defender en la vida, todo lo que se ganó con los puños en un ring.