El sitio web "VILLA MARÍA NOTICIAS" publicó la nota a María Ferreyra cuyos conceptos principales reproducimos a continuación (Foto del mismo medio).
Cae la tarde en la Villa y en el barrio Los Olmos, María Ferreyra se apresta a iniciar su entrenamiento vespertino en el Gimnasio Evita, un ritual que se repite cotidianamente, pero que por estos días tiene un significado especial, porque le brillan los ojos y porque la vista de los demás se posa sobre su figura…Se asoman los pibes y algunos curiosos para ver entrenar a “la María”, la chica del barrio que el sábado combatirá por el cinturón sudamericano de la categoría ligero.
A mitad de viaje entre el asombro y la admiración los pibes se asoman mientras “la Dinamita” dialoga con "VILLA MARIA NOTICIAS".
“Yo también estoy muy ansiosa, pero al mismo tiempo tranquila por el trabajo realizado. Nunca me preparé para una pelea en especial, sino que lo mío es una constante, yo trabajo siempre para los combates que puedan llegar, a los que una imagina por las noches. A las oportunidades hay que aprovecharlas, porque a veces puede que no se repitan”.
El entrenamiento vespertino de María Ferreyra está a punto de comenzar en el Gimnasio Evita de barrio Los Olmos y todo está planificado para las tareas de mantenimiento, para evitar riesgos innecesarios y sortear con éxito el pesaje del viernes en el Salón Blanco del Palacio Municipal.
“Dinamita” sabe que la balanza siempre representa la primera rival para la pelea que se avecina, aunque eso no la preocupa en absoluto.
“Llegaremos sin inconvenientes, me cuido muchísimo en la alimentación y entreno a conciencia, entonces el pesaje no representa una amenaza, sino un trámite que hay que cumplimentar. Lo que hay que tener en cuenta hasta el sábado (día de la pelea) es evitar riesgos innecesarios, por ello la última sesión de guanteo fue el viernes pasado”, puntualiza María.
“El barrio está muy entusiasmado y estoy convencida que habrá muchos vecinos alentándome el sábado en el Salón de los Deportes. Tengo dos hijos (Dylan de 10 años y Mateo de 9) que están entusiasmadísimos con esta pelea. Tener una mamá boxeadora es algo que ellos ahora disfrutan, que quizás antes no comprendían, pero ahora les encanta, me acompañan en los entrenamientos, le comentan a sus amigos y el viernes estarán en el pesaje. Mi mamá Marcela y mi suegra María Inés están a mi lado de manera permanente, son las que me aguantan, además de Federico y de mi papá. Ellas me ayudan en todos, mientras Federico se ocupa de mi preparación boxística y mi viejo está para lo que manden”.
Johen Paola González, de nacionalidad colombiana, invicta, será su rival del sábado y María es sincera 100 % en la previa.
“No hay mucho material de video en las redes, por lo que tenemos que manejarnos con referencias. Eso no deja de ser una complicación, aunque no habrá modificaciones en el plan de pelea. No cambiaré con respecto a otros compromisos. Iré al frente, porque ese es mi estilo. Sobre Johen (Paola González) sé que es una referente del boxeo femenino en Colombia, que realizó casi todas sus presentaciones en Cartagena y que estuvo alejada de los cuadriláteros durante casi una década, regresando el año pasado cuando realizó dos presentaciones. Si está invicta y tiene un buen porcentaje de definiciones por nocaut es para tenerla en cuenta”.
María, quien en el amateurismo realizó 24 peleas y fue campeona provincial, vivió algunos años en barrio San Justo antes de la mudanza a Los Olmos.
“Soy bien de barrio y representa un orgullo, una identidad, antes del San Justo y hoy de Los Olmos. ¿Cuánto viví en Tres Algarrobos? Apenas un tiempito, una brevedad, mi papá se fue a trabajar en una cosecha, mi mamá estaba embarazada y yo nací allí, pero a los seis meses estábamos de regreso en Villa María. Yo me siento villamariense…y bien de barrio”.
Es una agradecida y sobre el final de la entrevista destaca al intendente Eduardo Accastello, al secretario de Gobierno, Cultura y Relaciones Institucionales, licenciado Marcos Bovo, y a la gente del Ente de Deportes y Turismo por el apoyo. “Sin ellos esta pelea no sería posible y mi posibilidad de ser campeona quizá tendría que esperar. Ahora la tengo al alcance de la mano y la victoria será mi regalo para ellos y toda la gente de mi ciudad”.
“Cada vez falta menos para cumplir el primero de mis sueños como profesional: un título de campeona que me lleve directo a una pelea por el título del mundo. Estaba pensando a que se debe tanta ansiedad y no encontraba las palabras justas para explicarlo... pero creo que pasa por aquí. Me gusta entrenar, lo disfruto, no hace falta que Federico (su entrenador y compañero de vida) me diga tenemos que hacer esto o lo otro, yo soy la primera en cuidar mi preparación y estar en el gimnasio casi todos los días de semana. Disfruto practicar, estar cada día mejor, más preparada, pero nada se compara con esto: cada vez que subo al ring es una fiesta. Ahí está la respuesta”.
Vio venir una alegría de las amplias cuando le confirmaron esta pelea por el título sudamericano y se puso en guardia para recibirla y de inmediato abrazarla.
Ella es una prueba de lo que significa un gimnasio, un ring, una identidad, una pertenencia, una suma de vivencias que atraviesa el tiempo, resiste a todo y hace temblar al corazón.
Vale la pena cada capítulo de esta novela, la que todas las tardes cuando el sol comienza a despedirse de la tarde tiene como protagonista central a MARIA, la del barrio.