El sitio web "AL TOQUE DEPORTES" publicó la nota a Adrián Sasso que reproducimos a continuación (Foto del mismo medio)
Adrián “Junior” Sasso fue recientemente Campeón Latino Superwelter del Consejo Mundial de Boxeo. Tras su consagración, siendo el primer riocuartense en la historia en obtener este logro, el campeón retornó a la ciudad.
El boxeador fue el primer entrevistado de la tercera temporada de "El Centro que Necesitás", programa de "Al Toque Radio"). Junto a sus cinturones -sudamericano y latino- que tiene en su poder, Sasso se sentó a hablar de todo.
Y de todo, es de todo. No solo de boxeo, su profesión y carrera que lleva adelante, sino de muchas de sus otras pasiones. Es que el púgil riocuartense tiene una gran historia de vida para contar.
Su vida dentro y fuera del boxeo, cómo es en su casa, la relación con Marcelo, papá y entrenador, su fanatismo por el fútbol -en donde hay especial atención a Boca Juniors, Banda Norte y la Selección Argentina campeona del mundo- y la dura infancia que tuvo que atravesar para cumplir sus sueños. De todo esto habló Sasso en este mano a mano.
– ¿Cómo te sentís luego de conseguir el título latino? ¿Te diste cuenta de lo que lograste?
– Es un logro excelente, pero lo tomo con tranquilidad. Es algo nuevo, llega en la plenitud de mi carrera. Sé que vendrán más títulos porque trabajo para eso y quiero ir por más. El equipo, sobre todo, está muy contento. Las sensaciones que uno encuentra cuando termina un combate son muchas. En el vestuario, veo el cinturón y pienso que se terminó el trajín de viajes, entrenamientos duros. Ahora quiero disfrutar de la familia y de las cosas que le hacen bien a uno. Hay muchos boxeadores a los que les pasa que no pueden dormir después de una pelea. Por suerte, pude trabajar mucho la ansiedad con mi psicólogo.
– ¿Qué sentís al ver los cinturones que te pertenecen?
– Cuando veo los cinturones pienso en todo lo que trabajé para esto. Siempre le meto actitud, creo que es algo fundamental en el día a día. Disfrutar de entrenar, reírse, estar rodeado de gente con la que uno se siente cómodo. Con mi papá me pasa desde que tengo 5 años que entreno con él. Cuando está de buenas, es un refugio para pasarla muy bien.
– ¿Cómo es la relación con Marcelo, tu papá y además entrenador?
– Mi papá es una persona sencilla y simple, pero complicada a la vez. Es difícil separar nuestra relación a la hora de estar en el gimnasio, pero se da de manera natural. Soy uno más de los chicos que está ahí, e inclusive a algunos los aconseja o abraza más que a mí. Somos todos iguales. Me enseñó todos los valores que yo conozco hoy. Siempre trabajó para darnos de comer y nos enseñó cuál es el bien y cuál el mal.
– ¿Se habla de boxeo en casa?
– Hace varios años que dejé de ver boxeo en casa, y de hablar también. Siempre intento tratar de separarlo. Mi papá es todo lo contrario, mi mamá no le puede sacar las peleas o hablar de boxeo todo el día. Cuando estoy en casa, me quiero despejar del deporte. Es habitual que vayamos los domingos a comer a lo de mi viejo, es la “sede”, y ahí me tiran para el otro lado (risas).
– Terminaste la pelea en Villa Carlos Paz y te fuiste derecho a Buenos Aires para ver a Boca, ¿es así?
– Sí, no me importa nada. A mi hija la contagié del fanatismo por Boca. Si fuera por mí me compraría un departamento a una cuadra de la cancha. Amo La Boca, soy muy de lo tradicional, el tango, la cultura del lugar. Después de ser campeón latino, me fui a Buenos Aires a La Bombonera para ver el partido con Defensa y Justicia, ya que me daban los horarios.
– Sos un claro fanático del fútbol, pero demás jugaste de chico.
– Me gusta mucho el fútbol y soy muy fanático de Boca. En Banda Norte arranqué como arquero, y continué de más de grande en Universidad. Yo con 15 años hacía boxeo, y todos mis amigos jugaban al fútbol y no lo entendían. No me quedó otra que patear la pelota, fue más por contagio que por lo que me salía. Mi hijo hoy está con la pelota las 24 horas del día, entrena en Atenas. Así y todo, me contagié mucho del fanatismo.
– ¿Seguís la Liga Regional de Río Cuarto?
– Acá soy hincha de Banda Norte. Cuando descendió me enojé mucho, sobre todo con la dirigencia. Dejé de ir por tres años a la cancha, me parece que es un club tan grande que se merece estar en primera. El año pasado, cuando peleó el ascenso, volví a la cancha para seguir al equipo.
– ¿Cómo viviste, como hincha y argentino, la consagración en el Mundial de Qatar? ¿Tenías cábalas para ver los partidos?– Es una locura ser campeones del mundo. Siempre lo soñé, no me podía ir a la tumba sin ver a Argentina campeón del mundo. Lo transmití mucho en la familia a este Mundial, ver a mis hijos de 7 y 10 años llorando en el sillón, mi mujer emocionada. Lo que transmitió la Selección fue increíble. Fui mucho de ver las casualidades que había en las redes sociales durante el Mundial. Ver el primer partido de la derrota contra Arabia Saudita fue un baldazo de agua fría. Lo vi en el Centro 11 porque estaba entrenando, y recuerdo que del Boca campeón del año pasado vi 13 partidos en casa y no perdió, pero los que no vi no estaba en casa. Ese día entró un solo socio a la pileta a las 7 de la mañana, y perdimos. Quería faltar, no podía verlos afuera. A partir de ahí, los vi a todos en casa y fuimos campeones. Mi cábala más importante fue congelar a todos los nombres de los rivales.
– ¿Sos cabulero también para el boxeo?
– Mi psicólogo me sacó un poco lo de las cábalas antes de las peleas, porque era muy bravo. Era una locura y me enfermaba prácticamente. Antes de la pelea, el calzoncillo del pesaje era el mismo. Un mes y medio antes, dejaba de lavar las vendas para entrenar. Ahora no tengo tantas, pero algunas las mantengo.
– El boxeo tiene la particularidad de ser uno consigo mismo arriba del ring. Pasa en pocos deportes, como el tenis. ¿Cuánto aporta el equipo que tenés alrededor para no sentir esa soledad durante la pelea?
– El boxeo tiene algo parecido al tenis. Cuando tocan la campana o viene el primer saque, uno queda solo y depende de sí mismo. Siempre nombro a mi equipo porque son personas fundamentales para mí. Para muchos es la primera vez trabajando con un boxeador. Que ellos se sientan importantes cuando los nombro, es porque se lo merecen y porque venimos haciendo un trabajo muy bueno e importante para todos.
– ¿Soñabas con estar donde estas hoy?
– No soñaba con esto, nunca lo hice. Vengo de una familia muy golpeada, tengo 7 hermanos y algunos tomaron una mala vida que hasta el día de hoy están pagando. Estuvimos en la calle, realmente muy pobres. Era el más chico, y siempre pensaba que podía terminar como ellos, inclusive dejé el colegio en un momento. Me daba mucha incertidumbre qué iba a ser de mi destino. Nunca esperé hacer una carrera de esto y menos, conseguir los logros que tengo hoy. Soy un agradecido de la vida, y por eso tomo todo con una actitud positiva.