El sitio web "JUJUY GRÁFICO" publicó la nota de Federico Armando Díaz a Cintia Castillo que reproducimos a continuación.
Ella es Cintia Gisela Castillo es una boxeadora profesional de 35 años de edad, es natural, sencilla, laburante y perseverante, conoce en profundo la letrina de la vida y nos comparte su mayor tesoro: La familia.
Recuerdo la primera vez que la vi, era en televisión, en aquella velada del 4 de Diciembre del año pasado peleó ante Daniela ‘La Bonita’ Bermúdez por el Título del Mundo vacante Supergallo de la F.I.B. (Federación Internacional de Box). El desenlace fue un nocaut técnico en el décimo asalto en favor de la Santafesina Bermúdez, pese a la áspera derrota vi en ‘La Panterita‘ algo extraño, la vi aguerrida durante el combate, desplegó sus golpes hasta el cansancio, y vaya que también los recibió, su rincón le brindaba el aliento necesario para persistir, pero en sus ojos había una furia incontenible de kilómetros recorridos que se desvanecía y sin querer en el aire abstracto de su esquina, la toalla del éxito cayó por el suelo. Ella no se rindió nunca, tuvo una oportunidad y con muy pocos días de entrenamiento accedió a competir, porque así es ella, una gladiadora del ring que no le teme a ningún obstáculo.
La liquidaron se escuchó decir a través de los falaces comentarios de box que solo se rigen por un promedio y estadísticas innecesarias.
Después pasó el tiempo, pude contactarme con ella quien accedió amablemente a una entrevista conmigo, como si la modestia fuese un don más de su templanza me dijo que sí y empezamos a dibujar la infinita historia de su vida.
Esta sabia y divina profesión que tenemos los periodistas y la enorme responsabilidad de hacerle conocer a la sociedad entera por medio de relatos, el empeño y dedicación de un deportista, enaltece mi moral, mí ética, mi labor; porque mujeres como Cintia son aquellas que con la sangre del corazón en la mano se levantan, mujeres como Cintia y digo bien, me tiembla el alma para escribirlo, ellas que son heroínas del hogar, que son amigas de sus hermanos, que son padres de sus hermanos, que protegen a los suyos, de ellas habló y me refiero a la aptitud serena y leal que debe tener cada persona.
ORIGEN DE "LA PANTERITA"
Su apodo de guerra, ‘La Panterita’, surge de su suegro, él decía que Cintia poseía una estética sobresaliente, que sus golpes entraban y salían, amplios, audaces y veloz como el de una pantera.
Le pregunté seguidamente que me hablara de su familia, con cierta pesadumbre en su voz me dijo: “Mi padre falleció hace dos meses, ahora estamos con mi mamá y mis 11 hermanos, somos muy unidos”. Me callé y seguí, la intriga de conocerla en lo profundo me hacía estar frío y latente a lo que me dirá después.
Luego quería que me cuente sobre su lugar de origen, de dónde nació, como empezó todo, allí me dijo: “Nací en Estación Juárez Celman, toda mi vida he estado aquí, es un pueblo entre campo y ciudad, ya posee más de 20 mil habitantes”.
Juárez Celman es ahora una ciudad ubicada en el Departamento Colón, provincia de Córdoba y se encuentra a 19 kilómetros desde el centro de la ciudad de Córdoba.
Legada a su doctrina de origen tal como el agua y el fuego cuando reconocen su lugar , ella expreso: “A cada lugar que voy a pelear, me enorgullece decir que soy de Juárez Celman”.
De todo lo interesante y conmovedor que contaba Cintia, finalmente llegó por qué decidió realizarse como boxeadora.
“Cuando yo estudiaba en el secundario, comencé a trabajar en un frigorífico, debía ingresar a las 4 de la mañana, caminaba por un camino de tierra y una vez me asaltaron, eran dos personas, me robaron la cartera y las únicas zapatillas que tenía para trabajar, yo quedé muy asustada, esas zapatillas le habían costado muchísimo a mí papá, él las pagaba por semana (su voz empezó a temblar). Continué, le pedí prestado las zapatillas a mí hermana y así volví a trabajar, la plata le hacía mucha falta a mi familia. Después con tanto miedo que tenía no podía ni salir a comprar pan por el susto. Un día una amiga me invitó a un gimnasio y accedí, yo pensaba: si me vuelven a robar estaré en forma para salir corriendo”.
De todas las veces que escuché historias y me llamé a la reflexión ajena, lo que me contaba Cintia fue lo más conmovedor que había escuchado en mí vida, lloré por dentro de impotencia, fue una empatía sincera, cuando escuchaba su voz encomendaba sabiduría, derrotas y tristezas y una aventura que no se iba a detener, sería ni más ni menos que su comienzo.
Su lugar en el mundo más allá de su hogar, es el gimnasio de Barrio Norte de Juárez Celman, allí el sudor y las lágrimas que caían sobre el cuerpo de Cintia eran puros, eran de progreso, eran de hambre de victoria, eran de sueños...Allí se forma ella como persona y deportista.
Allí forjó una derecha rápida, una cintura flexible y un corazón de acero, con 35 peleas como amateur y 2 años consecutivos como campeona provincial, Cintia estaba lista para ser una profesional con un amplio poder técnico y un trabajo que no duerme nunca.
A paso firme sus puños empezaron a hablar, y su ritmo de esfuerzo alcanzó su cumbre, “Todo el día entreno, desde las 6 de la mañana, después trabajo desde las 7 am hasta las 16 horas en un frigorífico, también brindo clases de boxeo tres veces por semana haciendo un total aproximado de 5 a 6 horas por día”.
Cintia sabe y es consciente de todo lo que tuvo que atravesar hasta llegar a su presente, el sonido que salía desde su boca se fue desgastando, ‘La Panterita’ me habló de algo fundamental que jamás se debe olvidar, de la comida. “Mi padre era albañil, era un trabajo forzoso, él lo hacía para que no nos falte nada. La comida es una de las cosas más esenciales en una familia, por ejemplo si había una festividad del día del niño, no nos poníamos tristes con mis hermanos si no había juguetes, porque esa no era nuestra prioridad, nosotros hacíamos la fila por el chocolate y la factura y con eso éramos felices”.
Luego de lo que me dijo inmediatamente pensé, una factura para Cintia era un premio cuando era niña, me dije y volví a pensar: a Cintia nada ni nadie puede ponerla de rodillas, su integridad es su esencia y su espíritu es impenetrable. ‘La Panterita’ no puede caerse nunca, no habrá nocaut ni va a existir nunca un golpe que la venza.
SOBRE SU FAMILIA
Cintia como toda boxeadora activa cuenta con su propio entrenador, él además es quien la acompaña en los senderos de la vida, él es Fabián Silva quien la orientó a seguir, quien la preparo para ganar y perder, “Fabián siempre dice que una hora en el Gimnasio es una hora menos en la calle”. ‘La Panterita’ es consciente de todo lo que significa su esposo para ella y el pilar fundamental que es para su vida. Así también como Fabián, su mentor y su marido, está una pequeña niña, la luz que ilumina toda sombra en la vida de Cintia, su única hija, a partir de allí, el sonido de su voz brillo en todo su esplendor cuando me habló sobre ella, “Ella habla de mí y siente un gran orgullo por mamá, ella me ve como su súper héroe, es genial tener una mamá campeona me dice, ella mi hija es mí cable a tierra, la razón por la que me despierto en la mañana, solo me importa que sea una gran persona y elija el camino que yo seguí, el del bien”.
Allí Cintia dejo al desnudo toda su franqueza, y describió la armonía que la protege de todo, el ángel en su espalda... su familia.
La charla debía terminarse, como pocas veces en mi tarea de narrador no quise que se terminara, me quedé atónito a su historia, a sus logros a lo que ella misma forjó y me contó con total transparencia, estoy seguro que desde un rincón del cielo Don Martín Castillo la mira y la extraña y aquí en el suelo terrenal Doña Rita Ledesma quién la tuvo una vez en sus brazos, está plenamente orgullosa por la hija que Dios le dio, nada más importa en estás simples y sencillas líneas que solo valorar y venerar a una mujer que nos enseña a todos que no se debe abandonar en la primer caída y que la vida siempre será un desafío, pero todo puede ser posible si se tiene el corazón y la bondad de esta guerrera.