El sitio "ACTUALIDAD" publicó la nota a Lucas Carranza que reproducimos a continuación.
Nació en Laboulaye, Córdoba, pero para todos nosotros Lucas Carranza es villeguense. En esta nota nos cuenta sobre su vida, su regreso al boxeo y los sinsabores de un deporte que convoca a multitudes.
Orígenes
Lucas Carranza tiene 30 años y si bien nació en Laboulaye, su vida siempre se repartió entre esa ciudad cordobesa y General Villegas "Cuando tenía 8 años mi mamá consiguió trabajo en Villegas así que nos mudamos acá -recuerda - Yo soy el menor de 9 hermanos. Los tres más chicos vinimos a vivir con ella y el resto quedó en Laboulaye. A partir de los 13 años fui y vine varias veces de una ciudad a la otra, porque me costaba mucho establecerme y extrañaba a mis hermanos. Aunque vuelvo muy seguido a Laboulaye, no me gusta para vivir. Me trae muchos recuerdos feos, ya que allí pasamos mucha miseria y hambre"
Luchador en el ring y en la vida, Lucas tiene 6 hijos entre 14 y 2 años, tres aquí y tres en su ciudad natal, y desde muy chico siempre se las ingenió para lucharla y salir adelante.
Debut en el ring
"Comencé a interesarme por el boxeo cuando era muy chico, a los 6 o 7 años. Mi hermano mayor boxeaba, había hecho algunas peleas amateurs, y yo lo miraba. Después con el tiempo dejó de boxear, pero quedó una bolsa con arena colgada en la casa, y me prestaba las vendas para que yo practicara. Más adelante, mientras vivía en Laboulaye, me enteré que había un gimnasio de boxeo y arranqué con algunos amigos. Al principio iba a mirar pero luego me enganché para empezar a entrenar", nos cuenta.
Con tan sólo 13 años Lucas se subió por primera vez al ring. La pelea se realizó en el marco de un festival de boxeo de Laboulaye y él no la olvidará jamás. Ganó por puntos. "Después de mi debut seguí entrenando en otro gimnasio donde conocí mucha gente e hice otros contactos. En ese tiempo participé en alrededor de 31 peleas, yo tenía 15 o 16 años".
Lo que siguió
"Cuando tenía 17 años me mudé por unos meses a Buenos Aires y comencé a entrenar en un gimnasio privado, que selecciona talentos para sacarlos campeones. Estuve entrenando con Victor Palma, Látigo Coggi y Carlos Martinetti, los tres muy conocidos. Quedé seleccionado para quedarme en el equipo, pero como ya tenía hijos me costaba adaptarme porque extrañaba mucho, y me terminé volviendo", recuerda.
La experiencia en Buenos Aires marcó su carrera deportiva, de la mano de su entrenador, Látigo Coggi. "Me arrepiento de haberme vuelto. Pienso que tal vez si me hubiese quedado en Buenos Aires en vez de ser Campeón Argentino podría haber llegado a ser Campeón Mundial", confiesa.
"Arranqué con un record muy negativo en boxeo, ya que hice muchas peleas perdidas. Pero después de esas derrotas me propuse ponerme las pilas mucho más y comencé a entrenar a fondo. En el 2013 gané tres cinturones en 8 meses: el Sudamericano, el Argentino y el Latino. Soy consciente de que a muchos boxeadores les cuesta mucho obtener un título y yo logré mucho en muy poco tiempo", dice.
El boxeo tiene sus vaivenes, que son por demás conocidos. Un día se está en la cima de la gloria, y al siguiente se está luchando desde lo más abajo. "Después de los tres cinturones tuve un año muy bueno, y más tarde mi carrera se fue desarmando un poco. Es lo que tiene el boxeo", reflexiona.
En la sangre
Como nos contaba, el hermano mayor de Lucas fue quien lo introdujo en el mundo del boxeo. Además, la hermana de su mujer es Campeona Mundial de boxeo en dos categorías, y su marido es el actual Campeón Argentino de la categoría en la que pelea Lucas. A su vez, su hijo mayor incursionó en este deporte, aunque refiere el fútbol.
Altibajos
"Para una pelea de Mar de Ajó bajé mucho de peso para lograr entrar en una categoría menor a la que estaba peleando, y perdí mucho potasio. Estuve internado y casi me muero; me pasaron 16 frascos de suero. Los promotores del evento querían que yo peleara igual, pero el médico lo prohibió porque corría riesgo mi vida", nos cuenta.
Después de ese problema estuvo alejado del boxeo por alrededor de un año, "Ese año paré. Me había agarrado mucho miedo después de lo que había vivido -recuerda- Luego me salió una pelea por un título latino en una categoría superior. Me preparé para esa pelea durante 18 días y volví al ring. En el cuarto round me rompí la mano y seguí igual, hasta el round número 10, con la mano quebrada. Fue una pelea muy linda, y aunque los jueces decidieron que perdí, el público me la daba por ganada"
"Lo más lindo de este deporte es lograr alcanzar las metas que uno se propone con tanto sacrificio. Lo más feo del boxeo es el manoseo; mucha gente se acerca por interés, a tocarte el bolsillo. La mayor parte del dinero se la llevan los promotores, y quienes están arriba del ring dando el espectáculo son los que menos ganan", afirma.
El regreso
Hoy Lucas cuenta con 34 peleas profesionales en su haber y es profesor de boxeo recreativo en un gimnasio, lo cual disfruta muchísimo. Además, está preparando su regreso al ring, motivado por el pedido de sus hijos menores, que lo quieren ver nuevamente con un cinturón: "Vos tenés que volver a pelear y ser nuestro campeón", le dicen.
Hace un tiempo Lucas viajó a Buenos Aires a renovar su licencia y se está preparando para sus próximas peleas; la primera será el 19 de Agosto en Uriburu, La Pampa, contra el local Pablo Manuel Ojeda. Luego participará en una pelea en Laboulaye, que será televisada por T y C Sports.
Conducta de campeón
Lucas nos cuenta que siempre fue muy responsable con todo lo que tiene que ver con el entrenamiento. "A veces no tiene que ver tanto la parte física sino la psicológica, y cuando logré hacer el click en mi cabeza y dejar los problemas abajo del ring fue cuando comencé a ganar. El secreto está en enfocarse en la meta que uno quiera lograr"
Hoy por hoy sale a correr todos los días una hora y media y a eso le suma lo técnico, otras dos horas y media todos los días. "Hay que estar muy preparado para subir al ring. Aunque parezca mucho lo que estoy entrenando, no lo es. Cuando se trata de 10 o 12 rounds entreno mucho más", explica.
Respecto a la alimentación, Lucas se asesora con una nutricionista y respeta su dieta a rajatabla, como cualquier boxeador profesional, "El único modo de llegar lejos es haciendo las cosas bien", destaca.
"Arriba del ring no siento miedo, soy muy creyente de Dios y pongo en sus manos todo mi trabajo. Quiero agradecer a mi familia y amigos que son los que hacen posible todo lo que hago", dice orgulloso.
"¿Algún boxeador que admires?", le pregunto para cerrar la nota, y su respuesta es contundente: "A Lucas Carranza".