El diario "LA VOZ DEL INTERIOR" publicó en su suplemento "MUNDO D" la nota de Eugenia Mastri a Alberto Melián (Foto del mismo medio), que reproducimos a continuación.
El patio de la casa de su abuelo fue su primer “cuadrilátero”; y su tío Alberto, su primer “rival”. Al cuñado de su madre, y con sólo un año y medio, le metió “un piñazo” cuando osó retarlo. “Dice que lo dejé sentido”, asegura Alberto Ezequiel Melián, 25 años después de aquel primer golpe que le auguraba un futuro de boxeador. Hoy, a los 26, el cordobés que tendrá en Río de Janeiro 2016 su segunda participación olímpica avizora el mismo camino para su hijo Thaiel (2 años y ocho meses).
“No sabía pararse, no sabía caminar, y ya estaba tirando golpes. Es increíble. Le poníamos boxeo en la tele porque otra cosa no le gustaba. Se la pasa viendo videos míos”, cuenta orgulloso y afirma que su familia dice que él “era igual”.
Es lo que llevan en la sangre los Melián. Jorge, su papá, fue campeón argentino y sudamericano welter junior, y se retiró del boxeo con 39 triunfos (11 nocauts), nueve derrotas y cuatro empates.
Ahora es su principal ladero en su preparación, el que lo acompaña a correr de noche o se pone a hacer guantes con él, aunque recién llegue a casa después del trabajo. Es por él, también, que Alberto quiere “progresar y que se digan lindas cosas”.
“Mi familia me apoya mucho. Yo reflejo el apellido de mi viejo, que en el ámbito del boxeo es muy conocido. La gente de su época, en la Federación, dice ‘ahí está el hijo de Melián’. Es un apellido muy respetado y siento que no lo puedo dejar mal parado. Quiero lograr objetivos para que el apellido esté bien representado”, asegura el púgil que competirá en peso pluma (56 kilos) en Río 2016.
“Siempre me dicen que mi papá tenía huevos, que era un gran peleador. Son cosas que me llenan de orgullo y me gustaría que le digan lo mismo a él de mí”, plantea.
Su madre, Stella Maris Alday, también se lleva gran parte del mérito en el presente de Alberto. “Yo empecé a boxear con mi papá, pero sin ser boxeador me anoté en un campeonato y con tres meses por delante, y con mi papá complicado para entrenarme, mi mamá me llevó a la Federación para que entrene con Julio García. Mi mamá la tiene más clara que todos”, asegura el ganador del premio Firpo de Oro 2014 al pugilista argentino más destacado del año.
García, su “entrenador de toda la vida”, estuvo también en el rincón de su papá cuando boxeaba, y es el jefe de entrenadores de la selección nacional.
– Hablaste de las cualidades de tu viejo, pero ¿cuáles son las tuyas?
– Hay gente que se confunde y me agranda. Me dicen “crack”, pero yo estoy muy lejos de eso. Sé que he logrado muchas cosas, pero estoy lejos tener “habilidades naturales”, como una vez me dijo “Maravilla” Martínez. Mi principal cualidad es que me mato entrenando y eso es lo que marca la diferencia. No soy más que nadie, pero sí le meto para adelante.
– ¿Cuánto cambió del Alberto que fue a Londres 2012 a este que irá a Río?
– Cambiaron muchas cosas. La alimentación es lo principal. Hoy tengo una dieta. En ese momento me comía un alfajor y no sabía las consecuencias que podía tener. En el ránking estoy mucho mejor ahora. He competido en liga con las potencias mundiales. Me superé mucho y creo que va a ser una competencia diferente a la que fue Londres. Igual, hay que tener los pies sobre la tierra porque es una competencia muy fuerte. Van los mejores.
– ¿Sirve tener ya una experiencia olímpica?
– En Londres era todo muy nuevo. Nos sorprendíamos de cualquier cosa. Ahora voy preparado, sé que cruzarme con Ginóbili es algo que puede pasar. Lo voy a disfrutar de otra forma.
– ¿Cuál es la expectativa para el equipo argentino?
– Es un equipo muy fuerte. A veces uno no se anima a decirlo, pero estamos muy bien. El sábado pasado estuvimos en Mendoza entrenando con Cuba, que es una potencia, y fue muy parejo. Los veo muy fuertes a todos mis compañeros. Nadie nos va a ganar fácil. Va un equipo que ya tiene ocho años de competencia. Es un equipo experimentado. En los Juegos, está complicado para todos. El boxeo argentino creció un montón en todo este tiempo.
– A Londres fueron sólo Yamil Peralta y vos, y ahora hay seis clasificados. ¿A qué se debe
– El cambio del mecanismo nos favoreció. Ahora se sacó el cabezal y hay países a los que no les gusta eso. Lo sufren. El boxeador argentino es aguerrido, es más profesional. Argentina tiene mucho corazón y va a dejar todo por más que pelee con un solo brazo.
– ¿Te tienta el boxeo profesional?
– No. Por ahí lo pienso. Pero hay deudas que tengo pendientes en el boxeo amateur y las quiero saldar (quiere ser campeón de los Odesur). Como amateur o como profesional quiero pelear siempre con los mejores, si no, no me va servir.
– Pero lo pensás...
– Creo que le puedo dar mucho al boxeo profesional, por la forma en que peleo. Creo que representaría muy bien a Argentina, a mi apellido y a mí. En el boxeo profesional te reconocen más. Yo tengo dos Olímpicos encima, que es algo que no hace todo el mundo, y cuando vas a pedir un sponsor, como no sos boxeador profesional, no te dan bola. Parece que fuéramos menos. Pero yo me siento profesional.
– ¿Es dura la vida del boxeador amateur?
– Yo soy un privilegiado, porque tengo dos becas y compito en la Liga A.P.B. que pagan bien porque es moneda extranjera. Pero hay chicos que cobran 200 pesos por pelea. No es fácil. Se le podría dar un poquito más y bancar mejor a los pibes. Ojalá que cambie un poco, para mejor de todos.
El aire de Córdoba
Melián nació en Villa Dolores, pero debido a la carrera boxística de su papá, abandonó la geografía cordobesa siendo muy chiquito. Vivió en La Pampa, en San Luis y en Buenos Aires, donde está radicado (vive en Floresta) y forjó su camino entre guantes y rings.
Sin embargo, elige siempre volver. “Nunca terminó el vínculo con Villa Dolores porque tengo a todos los familiares allá. Siempre nos tomamos las vacaciones en Córdoba”, dice el púgil.
“Es mi tierra natal y cuando estoy allá no me quiero volver. La gente es diferente, el aire, la forma de vida... En Floresta tengo vecinos que no me conocen, ni nos saludamos, y cuando vamos allá, a una casita que tenemos en Villa Sarmiento, toda la gente se acerca a saludarnos. Compramos el pan casero a la mañana, las empanadas... Son cosas que acá en Buenos Aires no pasan”, añora el cordobés desde la concentración del equipo argentino en el Ce.N.A.R.D.