domingo, 22 de mayo de 2016

A 40 Años del Asesinato de Bonavena, un Fanfarrón del Boxeo


Con motivo de cumplirse el aniversario de la muerte de Oscar Bonavena, "LA VOZ DEL INTERIOR" publicó la nota de Carlos Farías que reproducimos a continuación.

La cita era convocante. La TV en blanco y negro, a través de Canal 12, anunciaba para los cordobeses la conexión con Johanesburgo para vivir el combate por el título del mundo de semipesados entre Víctor Galíndez y Richie Kates. Pero en la antesala de la que sería una pelea épica, sangrienta y con inolvidable nocaut del argentino, la noticia del asesinato de Oscar Bonavena, empañó la jornada.
Las balas asesinas de Ross Brymer, un matón a sueldo de un burdel de Reno (Estados Unidos), acabaron con un mito del boxeo argentino que, como tantos otros, había proyectado el viejo Córdoba Sport, el emblemático recinto de calle Alvear 249, desaparecido en los ‘70.
Discutido, “fanfarrón”, polémico, Bonavena fue capaz de generar admiradores y detractores en enorme proporciones. Campeón argentino de los pesados tras vencer a “Goyo” Peralta en 1965, llegó a pelear con otra leyenda del box: Muhammad Alí, quien lo venció por nocaut técnico en 15 asaltos.
De la crítica a la idolatría
Córdoba lo recibió en calidad de debutante en enero de 1960. El Córdoba Sport Club fue en aquel verano sede del Campeonato Argentino de Novicios. “Ringo”, con 17 años y por entonces en la categoría mediopesado, hizo su presentación el 27 de enero ante el santafesino Raúl Sedrán.
Aquella primera impresión no fue la más auspiciosa, aunque la salvó con un triunfo. “En la pelea más corta de la noche, los debutantes medio pesados Oscar Bonavena, de Capital Federal, y Raúl Sedran, de Santa Fe, no llegaron en ningún momento a conformar al público. Después de dos rounds entreverados y deslucidos, Santiago Ochiussi, que controlaba la lucha, levantó el brazo de Bonavena, declarándolo vencedor ante un cabezazo aplicado en un cuerpo a cuerpo en forma abiertamente intencional por Sedran”, escribió el viejo cronista de La Voz del Interior.
Pocos días más tarde, el 3 de febrero y en el mismo escenario, Bonavena alzó su primer trofeo al vencer por descalificación al cordobés José Benavídez, quien se quejó de un supuesto golpe prohibido del juvenil púgil porteño. La crítica tampoco fue favorable: “El árbitro que controlaba el encuentro, al promediar la quinta vuelta, descalificó al local dando el triunfo al representante de Capital Federal, quien dicho sea de paso, tampoco hizo mucho para merecer el título de campeón”.
Cinco años más tarde, Bonavena regresó a la calle Alvear, pero ya como un consagrado profesional. Venía de realizar una exitosa gira por Estados Unidos y fue el animador de una promocionada velada en la que se cruzó ante el rosarino Eduardo Cartelli. Pero su incursión duró unos pocos segundos, porque su rival se fue a la lona ante los primeros golpes.
“Lo único que pudo apreciar el público en tan breve lapso fue la musculatura y el físico impresionante de Bonavena, ya que combate prácticamente no hubo”, publicó al día siguiente este diario.
El fenómeno sobre su figura iba en aumento y tres años más tarde, en febrero de 1968, el Córdoba Sport montó su gran negocio para enfrentarlo a Felipe Marich (ganó por abandono en el sexto). No sólo porque agotó las localidades para el combate en el Gimnasio Provincial, sino también porque cobró 50 pesos hasta para presenciar las jornadas de entrenamiento.
Pero la “avivada” no resultó una buena idea. Un espectador, furioso por tener que abonar para verlo de cerca, lo sacó de las casillas. “Cantá Pío-Pío con esa voz de trueno que tení”, le dijo irónicamente el hombre en referencia a su aniñada entonación, y enseguida “Ringo” se dirigió a los presentes como “la gilada”. A la salida, le metieron un ladrillazo en el auto.
Genio y figura dentro y fuera del ring, Bonavena salió derrotado del cuadrilátero nueve veces, pero sus victorias fueron muchas más. Claro, si le ganó hasta a la inmortalidad.