El sitio web "OTRO PUNTO" publicó la nota de PÍA FLORIO a Carla Merino que reproducimos a continuación (Foto del mismo medio).
Carla Merino es riocuartense. Tiene 25 años y desde los 13 se ajusta los guantes para ganar. Soñó este presente, lo buscó a base de sacrificio y mucho trabajo. Es campeona argentina, sudamericana y mundial Silver y va por mucho más. Una historia entre las cuerdas, golpe a golpe.
Se la ve tranquila. Habla lo justo, no se excede. Tiene un piercing en la nariz que cada tanto, roza con su mano. Su sonrisa es una presencia constante durante la charla que pactamos en el gimnasio donde entrena. Es allí donde busca mejorar su técnica, pero también, donde pelea contra sus miedos y fantasmas. Carla era una adolescente cuando arrancó a pelear, pero no pensaba que iba a ser su medio de vida ni tampoco que se volvería su pasión. Todo eso vino después. “Mi apodo llego casi por casualidad. Mi entrenador, Alejandro Aguirre, me decía muñeca dentro del gimnasio y cuando fue el pesaje de mi primera pelea, me preguntaron cuál era mi apodo y dije muñeca. Ni lo pensé”, dice risueña.
- ¿Cómo fueron tus inicios en el boxeo?
- Yo arranqué a los 13 años por mi papá. A él siempre le gustó el boxeo. Empecé para hacer un deporte y bajar de peso y a medida que iba yendo, me fue gustando más y más. Iba al ex matadero. Estuve unos meses ahí y después me mudé a un gimnasio con mi entrenador actual.
- ¿Imaginaste este presente?
- Al principio lo tomé como un hobby pero con el tiempo me fui poniendo metas. Una de ellas era ser campeona amateur y después, llegar a ser profesional. Cuando abrís una puerta, ya tenés nuevas metas: soy campeona argentina, sudamericana y campeona mundial Silver en categoría supermosca. Ahora tendré la chance para el título mundial oficial. Estimo que en mayo pelearé por ese título en Estados Unidos.
“La Muñeca” habla pausado, como estudiando cada palabra que sale de su boca. Se la nota observadora. Cada tanto, en el medio de la charla, suena la campana que anuncia un nuevo round para los boxeadores que entrenan a sus espaldas. Ella se inquieta un poco y sonríe. “Es un sonido re habitual para mí”, dice efusiva. Cuando habla de su presente lo vincula con el fruto del esfuerzo y con el sacrificio. “Soy muy competitiva, no me gusta perder. A nada. Es un entrenamiento muy riguroso. A las 6 de la mañana salimos a entrenar. Hago dos turnos: a la mañana y a la tarde. Si tengo pelea, son tres turnos de una hora y media. Además del entrenamiento físico, es fundamental la alimentación. Ahí arriba, nada es un juego”.
– Cuándo subís al ring, ¿en qué pensás?
- Subo tranquila. Entreno tanto que tengo la idea de disfrutar y ganar. Sí pienso en la estrategia y estudio a la rival. Me han tocado rivales muy difíciles. Es fundamental tener un coaching deportivo que te vaya guiando para tener mentalidad positiva a la hora de pelear. Podés charlar de tus miedos, te da confianza. Hay que subir con mente ganadora, es la única forma de ganar. Si vas con dudas, vas al muere, no tenés chance. No es un lugar al que sube cualquiera.
La joven boxeadora asegura que su fuerte es la “velocidad y el movimiento de piernas”. Se define “pícara para pelear” y dice que no es agresiva o de ir al frente. Esta forma de ser entre las cuerdas la aprendió con los años. “He cambiado con el tiempo, antes sí iba al frente pero ya no. Lo ideal es pelear de contragolpe”.
Con cierta desilusión, comenta que la disciplina sigue siendo cosa de hombres, sobretodo en cuanto a lo económico. “El mundo del boxeo sí es machista. Hacemos lo mismo que los hombres, el mismo sacrificio y nos pagan muchísimo menos. Somos muy poco valoradas. Nosotras hacemos rounds de dos minutos y los varones de tres. Hay un minuto de diferencia, pero el sacrificio es el mismo y la diferencia es abismal. Creo que con el tiempo esto va a ir cambiando. Eso espero. Queremos igualdad y pelear tres minutos como el hombre y ganar igual”, asegura con firmeza.
Vuelve atrás en el tiempo y recuerda que en sus comienzos nada fue simple. “Los comienzos, por ser mujer, no fueron fáciles. Era la única boxeadora en el gimnasio”. Fiel a su estilo, “fui poniendo límites y así gané mi lugar”.
- ¿Cómo es tu red de contención?, ¿quiénes te acompañan o apoyan?
- Mi contención son mi papá y mi pareja, que también es boxeador. Mi papá es quien me guió desde el comienzo. Me lleva y me trae a entrenar, me acompaña siempre. Él ha hecho todo por mí. Mis logros son para ellos y mi entrenador. Somos un equipo, es un laburo de los cuatro. Yo ganó y ganamos todos...
Se ha puesto los guantes muchas veces. Ha apretado un puño contra el otro. Hasta recuerda el primer día que lo hizo. Casi de casualidad o como un juego. Tiene en su haber más de 60 peleas amateur, y 19 como profesional. “Hice todo el camino amateur para llegar a lo que soy hoy. Ahora voy por el título mundial regula, que es el sueño de todo boxeador. Los títulos se los puede tener un año, y se defienden cada 2 o 3 meses”.
Carla pelea en categoría supermosca. El peso es 52,160 kg. “Yo tengo que estar en ese peso para la pelea, no me puedo pasar ni 10 gramos. Para eso, tengo una dieta estricta. Yo peleo 10 rounds de dos minutos. Siempre estoy preparada para eso. Si viene el nocaut, bienvenido sea”.
Fibrosa y musculosa. Sus brazos torneados hablan de esfuerzo y horas de severo entrenamiento. Su cuerpo tiene memoria y acumula momentos de gloria y otros difíciles. No todo es color de rosa. “Soy del interior del interior. Son más de 10 años de pura constancia. Si me tomo vacaciones, es una semana como máximo. Es mucho esfuerzo. Entrenas de lunes a sábado y cuando tengo una pelea, de lunes a lunes. Encuentro en el día a día el disfrute. Lo tomo como un trabajo”.
- ¿Se puede vivir del boxeo?
- Mirá, la verdad vivís gracias a los sponsors que vas acumulando. Yo peleo cada dos o tres meses. Lo que me pagan en una pelea, es para un mes. Es muy poco. Yo salgo del gimnasio y no veo boxeo ni hablo de esto. Mucho boxeo te hace mal. (se ríe). Tengo una vida normal fuera de todo esto.
- ¿Cuál es tu sueño?
- Quiero salir campeona mundial. Quiero tener mi casa propia y vivir de esto, aunque sea unos años más. Yo soy muy metódica. Tengo todo escrito lo que quiero hacer. Quisiera pelear hasta los 26, 27 años y después dedicarme a mi familia. Quiero ser mamá, ese es mi próximo sueño.
Termina la entrevista y como es viernes, se prepara para entrenar. Se despide, se calza los guantes y sube. Ahora sí, la campana marca su tiempo.
A continuación el enlace para leer la nota en su sitio original:
UNA MUÑECA EN EL RING